martes, 28 de diciembre de 2010

Sexo


Lo estigmatizamos. Lo evitamos. Lo compramos y lo adoramos. La razón por la que hay tanta gente en el mundo. Es que es tan malditamente bueno.

Mi primera vez fue a los 17 años. Temblaba, más por los nervios que por el frío. No es que fuera un novato; sabia todo cuanto me podía haber enseñado la televisión y el internet pero, aun así, temblaba. Fue la primera vez que escuche esos sonidos: la respiración que se acelera, el gemido que se trata de contener y ese extraño y gracioso sonido que se hace al tratar de entrar donde todavía queda un poco de aire. El mundo del sexo me daba la bienvenida y yo estaba nerviosamente encantado de haber llegado.

Desde el tiempo de la antigua Grecia el sexo era una fuerza poderosa. El erotismo no escapaba ni siquiera a los Dioses, quienes no escatimaban orgasmos ni amantes. Sinceros y rústicos, como era su costumbre, los griegos veían la prostitución y la homosexualidad como condiciones aceptables y normales. No fue hasta el medioevo que comenzamos esa triste costumbre de dudar de tan delicioso placer y atarle un obsesivo sentimiento de culpa. Quien me conoce sabe que no soy admirador de los textos religiosos per se pero hay que admitir que estos ofrecen un asombroso portal de tiempo hacia las costumbres y preocupaciones de la antigüedad. En la biblia, por ejemplo, el libro de Levítico, escrito 600 años antes de Cristo, tiene una bondadosa cantidad de represiones sexuales autoimpuestas con ninguna aparente finalidad. Como es que logramos convertir el acto mas placentero de la humanidad en algo vergonzoso tabú?

Fuera bueno poder culpar a nuestros ancestros de tal estigma pero la verdad es que todos, de una forma u otra, continuamos la triste tradición. Como niños buscamos, a escondidas, formas para aprender, entender y hasta experimentar el sexo. Como adultos evitamos que los niños se "contaminen" muy temprano con el. Y por más que lo pienso la verdad es que no logro dar con por que nos frustramos tanto por mantener la desinformación y la vergüenza al respecto. Si algo tomamos de esos famosos evangelios debe ser esto: conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.

Y cuál es la verdad sobre el sexo? Que es bueno. Es muuuuy muy bueno. Cualquier pareja, de tener la posibilidad, sería feliz de llenar todo un día con múltiples y consecutivas sesiones en la cama. Tal vez tomándose un tiempo para comer y ducharse (aunque, pensándolo bien, esto último no necesariamente implica dejar de hacerlo). La verdad es que a todos nos gusta. Y es fácil saberlo con solamente ver los problemas en los que estamos dispuestos a meternos por el. Cuantos matrimonios han terminado? Cuantas familias un embarazo adolescente ha destruido? Cuantas enfermedades hemos diseminado? El placer del sexo nos embriaga a tal punto que el buen juicio y la moral se van de vacaciones. Pero no tiene que ser así.

A mí me gusta culpar esos deslices morales en esa desinformación y secretismo en que rodeamos el sexo. No somos claros con el tema. Que niño de 13 años no se pregunta cómo debe sentirse tocar con sus manos un par de tetas? Y sin embargo, que padre está dispuesto a sacar los cojones para decirle a ese niño, exactamente, lo que se siente? No para motivarlo, aunque es inevitable, pero más que nada para informarlo. "Mira, se siente jevisimo. Algunas son grandes, algunas son chiquitas, y tienen unos puntitos paraditos en el medio. Son muy suaves y delicaditas. Cuando tengas una novia algún día lo vas a averiguar, mientras tanto aguántate." Esas conversaciones, desde la más básica hasta la más complicada, deben ser habituales e irreverentes si el propósito es tener un joven con una vida sexual sana. Si no hablamos del placer como podemos hablar de los riesgos que trae? Y vaya que trae riesgos: embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, infidelidades y traumas. No sobra, en ningún lugar del mundo, una persona con una historia de cómo el sexo le arruinó la vida.

Y es que si seguimos envolviendo el sexo en vergüenza y misterio necesariamente nos condenamos a repetir los mismos errores. Damas y caballeros, todo se resuelve hablando. Cuantas mujeres no se mueren de ganas de decirle a sus parejas que, por favor, la higiene antes del sexo oral es casi obligatoria? Que también, por más que no lo parezca, a ninguna dama le gusta terminar con vello púbico entre los dientes por complacer a su hombre. Y ya que estamos en el tema, he aquí un anuncio público: señoritas, no hay que afeitarse compulsivamente. De verdad que no entiendo cual es la obsesión con desaparecer todo rastro de pubertad últimamente. No es que se dejen la barba de Bin Laden, pero algo lindo y bien cuidado no queda nada mal. Hasta se pueden entretener dándole un estilo diferente de vez en cuando. Nada asqueroso, simplemente algo que me recuerde que estoy practicando cunnilingus en una persona adulta.

Y hablo mas de ustedes, mujeres, porque la libertad de expresión nunca hizo daño a nadie y sin embargo, en el tema, brilla por su ausencia. No hay que esperar la 3era o 4ta vez para quejarse de algo que no les gusta. Las reglas siempre deben ser claras y, permítanme confesarles, aunque no lo parezca, ustedes son las que las ponen. Mientras tengan vaginas, señoritas, ustedes gobiernan el mundo y que nadie les diga lo contrario. Y por qué no usar ese poder? Porque no disfrutar del placer del sexo sin vergüenza y sin inhibiciones? Del sexo justo como les guste. Solamente hace falta hablar. Y caballeros, una palabra: condones. Afortunados son los poseedores de vasectomías o novias con anticonceptivos, pero el resto de nosotros debemos asumir nuestra necesaria condena. Si, se siente menos, pero se siente mucho mejor que descubrirse un herpes o tener un hijo antes de 3ero de bachillerato. La responsabilidad es un signo de madurez y nada se siente mejor que no tener preocupaciones en la mente.

El sexo DEBE ser placentero. Para eso está hecho. No importa si es con una novia por primera vez o con un esposo de hace 30 años, quien hace un esfuerzo por buscar la felicidad en la cama y seguramente la encuentra. Responsabilidad, primero y siempre. Madurez y protección. Sabiendo que nada puede salir mal no existe mejor sensación en el mundo que compartir miradas y gemidos con esa persona que nos atrae. Dejemos la vergüenza, que vuele libre la sinceridad, intentemos un 69 de pie o una flor de loto porque nada, NADA es más delicioso que un grande y jugoso orgasmo tempranito en la mañana.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Fundamentalismo y el origen de la razón.

Siempre he considerado la infancia de la humanidad un período fascinante y revelador. Comparar nuestro presente conociendose el pasado descubre los cambios que delatamos como progreso.

En una lejana, primitiva e hipotética aldea existían dos familias. Era bien sabido por los ancestros que el bosque en horas de la noche era un lugar donde fácilmente se podía perder la vida. Sus herederos, sin embargo, vírgenes al conocimiento, escuchaban las historias y consejos de sus mayores. El joven que acepta ciegamente todo dogma heredado usualmente sobrevive para procrear. En contraste, aquel que cuestionase y quisiera poner en evidencia la teoria seguramente moriría en el intento. Asi pues es facil comprender que eran aquellos tiempos hostiles hacia la razón y la filosofía del aun no nato Rene Descartes. Tiempos donde el intelecto y la duda perecían ante la seguridad del dogmatismo y el amor a lo fundamental.

Ha de sorprender, entonces, que de estas humildes y obedientes criaturas surgiera la rebeldía del conocimiento. La curiosidad fue, quizas, el primer esbozo de la razón. Aquel que duda, pregunta. Y quien pregunta, descubre. Con el paso del tiempo la recompensa del raciocinio parecia mas satisfaciente. En un hito sin precedentes el progreso del intelecto reemplaza la selección natural como conductor del avance de la especie.

El fuego, la rueda, los ejes y las pirámides. La capacidad exponencial de avance de la razón era, en retrospección, espeluznantemente maravillosa. Eran nuestros cerebros, ciertamente, armas de creacion masiva. La filosofía, la matemática, la medicina. Hubo aquellos que hicieron de su existencia una oda a la razón. Basta con visitar los museos dedicados a lo mas sublime de nuestra antiguedad para descubrir que premiamos a estos heroes del intelecto sobre todas las cosas. Aquellos que dedicaron su vida al amor del conocimiento viven para siempre en nuestras memorias y enseñanzas. A estos íconos de nuestra historia los premiamos con la inmortalidad.

Pasar a la historia como un visionario requiere poco mas que el uso de la razón en un tiempo poco razonable. Ghandi, Jesus y Martin Luther King fueron hombres que entendieron que la paz podia ser mas poderosa que cualquier guerra. Newton, Darwin y Einstein supieron ver que el valor de la razón en el metodo cientifico era el mejor camino para alcanzar la verdad. Como entonces se explica la supervivencia del fundamentalismo y el amor a los dogmas en nuestros tiempos? Si el racionalismo práctico es el motor del progreso, no resultaria obvio que este pseudo-empirismo es el colmo de la ignorancia?

No.

Y es que sería un irónico error caer en la trampa de dogmatizar la utilidad de la razón. Einstein y Jesus eran personas excepcionales; únicas. La razón sería universal de existir en una sociedad utópica. Sin embargo en nuestra humilde y variada población el fundamentalismo logra exhibir su fea pero necesaria presencia. Las religiones muestran ser, a un nivel descarado, entidades completamente dogmáticas. Su filosofía convierte la fé en la proeza mas recompensable. Se admira la ignorancia, la anti-razón, como un logro y no como tragedia. Y sin embargo hasta el mas racional de los filosofos debe saber reconocer la religión como un fenómeno útil y necesario. Como bién lo llamaba Carlitos Marx: el opio de las masas.

A la vez, sin embargo, vemos en el machismo la evidencia desagradable de los horrores del fundamentalismo. Es inconcebible, para esta sociedad progresista, que un sexo sea inferior al otro. Y sin embargo es un dogma del Qur'an que el valor de un hombre duplica al de una mujer. Asi mismo: una mujer vale la mitad de lo que vale un hombre. En los sistemas judiciales de Irán y Arabia Saudita se requieren dos mujeres para igualar el testimonio de un hombre. Quizás en ocasiones necesaria, la irracionalidad del fundamentalismo es asombrosamente peligrosa. Como dijo Goya una vez: "El sueño de la razón produce monstruos".

Sexismo, racismo, clasismo, homofobia y xenofobia. Debemos reconocer nuestros defectos por sus origenes si pretendemos eventualmente curarlos. Lo fundamental y dogmático fué, y quizás aún sigue siendo, útil en cierta forma, pero es cuando abandonamos la razón a favor de estos cuasi-valores que pecamos de ignorancia al destapar una peligrosa caja de pandora.